Verano y trastornos alimentarios

¿Influye el verano en los trastornos alimentarios?

El verano es una época muy complicada para las personas con trastornos alimentarios por múltiples motivos. Le voy a enumerar los principales. El primero es la mayor exposición del cuerpo, al vestir menos prendas, más ligeras y al hacerlo además en entornos en que la persona se siente comparada y juzgada por ello: piscina, playa, fiestas… El segundo es que también hay comidas más frecuentes con personas fuera del entorno habitual: barbacoas, picnics… Por un lado, aumenta la presión por intentar lograr un cuerpo “ideal” y por otro, la dificultad de “control” sobre las comidas, todo ello bajo el peso aún mayor de ser evaluadas y juzgadas por los demás. Aunque hablo en femenino, por ser mujeres la mayoría, aprovecho para recordar que los trastornos alimentarios pueden afectar a todos los cuerpos, independientemente del género, del peso o la edad que tengan o su situación socioeconómica.

Tenemos además otra larga serie de factores que pueden incidir en la severidad de las manifestaciones de los trastornos alimentarios en verano, como son la ruptura de las rutinas habituales (laborales, escolares, deportivas) y los cambios en lugares de residencia y personas con las que nos relacionamos.

La pandemia COVID ha supuesto y ocasiona aún un gran impacto en los trastornos alimentarios, en gran parte debido a las medidas inevitables de distanciamiento/aislamiento social.

¿Qué ocurre con las redes sociales?

La influencia de las redes sociales actualmente en todas las esferas de nuestra vida es innegable. Existen cuentas y personas que transmiten información muy valiosa en cuanto a alimentación y ejercicio, incluso orientada a trastornos alimentarios. Pero también abunda mucha información poco rigurosa y frecuentemente nociva. Me gustaría comentar específicamente la influencia de los filtros. Sabemos que un 5% de los usuarios de las redes son incapaces de compartir una imagen sin retocarla con un filtro y lo que aún es más preocupante, un 80% de las niñas de 13 años ha usado un filtro o una app con el objetivo de cambiar su apariencia en fotos y un tercio sistemáticamente los emplea. No podemos negar el impacto de las redes y los filtros en la autoestima y posibilidades de aceptación de nosotros mismos tal y como somos. Y si sumamos unos rasgos perfeccionistas o impulsivos, si se busca incansablemente la propia valía a través de la mirada de los demás… es fácilmente comprensible la dimensión del problema.

Pero como he mencionado, las redes son también una forma valiosa de transmitir buena información y hacerla llegar a mucha gente. Yo personalmente las empleo con este fin.

¿Cuáles son los trastornos alimentarios más frecuentes?

El más frecuente es precisamente aquel menos visible, por su normalización, porque se suele ocultar y porque no siempre hay alteraciones llamativas del peso. Me refiero al trastorno por atracón, que es aquel en que de forma recurrente se ingieren sin control y compulsivamente grandes cantidades de comida en un espacio concreto de tiempo. Por ejemplo, una tarrina de helado, un paquete de galletas y unos sándwiches seguidos de frutos secos, una tableta de chocolate… a diferencia de la bulimia, posteriormente no se produce el vómito o se emplean otras estrategias para compensarlo. Se estima que afecta al 5% de la población y es posible que incluso cerca del 50% de las personas que consultan con un profesional para bajar de peso lo padezcan. Pese a estas cifras, frecuentemente no es buscado ni considerado. De hecho, es un trastorno que aunque quienes nos dedicamos al tratamiento de los trastornos alimentarios lo venimos observando (y viendo su aumento) desde hace tiempo, formalmente no se ha definido y catalogado como tal hasta hace pocos años.

En población adolescente los trastornos alimentarios en su conjunto están afectando a 1 de cada 10 chavales. Muchas veces, nadie se da cuenta, o se minimiza. Hasta un 15% de los adolescentes de nuestro país ha empleado el ejercicio, el vómito o el ayuno con idea de perder peso y compensar una ingesta que consideran excesiva. En cuanto a los trastornos “clásicamente” definidos, y por dar cifras, se estima que en España, la prevalencia en mujeres jóvenes de anorexia nerviosa está alrededor del 0,5-1%, y de bulimia entorno al 5%. A escala mundial, en los últimos 20 años se han duplicado los casos.

¿Afecta solamente a adolescentes?

Como he comentado, los trastornos alimentarios no solo afectan a adolescentes, si bien su inicio suele producirse en estos años. Es frecuente que empiecen en la primera adolescencia con restricciones y dietas para evolucionar posteriormente a la aparición de atracones, con o sin conductas compensadoras. Quiero recalcar que aunque si no se actúa la tendencia es a la cronificación y el empeoramiento, son enfermedades que sí se curan con el abordaje adecuado, que debe ser multidisciplinar y por parte de profesionales cualificados y con experiencia.

¿Cuál es el momento de acudir a un especialista?

El momento es cuanto antes. Ante la sospecha de un trastorno alimentario, pide y busca ayuda. Es importante, en el caso de niños y adolescentes, que los padres entiendan que no se trata de modas, caprichos de adolescentes o que la niña sea presumida. Son trastornos con muy alta probabilidad de complicaciones médicas graves, por no hablar del sufrimiento que generan en el paciente y cómo repercute en su vida, puesto que se inician cuando se construye su vida adulta. Cuanto antes se aborde, mejor pronóstico. Pero debo recalcar otro punto: nunca es tarde para ponerse en manos de especialistas en trastornos alimentarios. Tengo experiencia en pacientes hasta con 40 años de evolución que han podido mejorar.

¿Cómo son mis consultas?

El trabajo es siempre personalizado, multidisciplinar y coordinado. Evalúo y abordo los componentes endocrinológicos y nutricionales en sintonía con la labor de otros compañeros (psiquiatras, psicólogos, también si es preciso de otras especialidades). Cada persona tiene una historia, un entorno y unas perspectivas diferentes. Mi trabajo es acompañar y acompasar a la persona poniendo a su disposición mi conocimiento y las herramientas terapéuticas que necesite. En mi especialidad es importante detectar y tratar las complicaciones médicas que puedan suceder, pero hay mucho más. No se trata de seguir una dieta sino de aprender a relacionarse con el cuerpo y la comida desde otro lugar, más compasivo, más amable y placentero. Es posible.

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